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La Dircom a quien no le gustan los directores de agencia con «Síndrome de Ciudadano Kane»

REDACCIÓN Martes 7 de febrero de 2012

Hay clientes a los que no les gusta que el director de su agencia esté todo el día enganchado a Twitter,  como ya contábamos hace unas semanas. A raíz de esta noticia, una Directora de Comunicación nos cuenta el caso de un director de agencia (en ese caso, con la que ella trabaja en estos momentos) que peca de lo que ella llama el «Síndrome del Ciudadano Kane» o «vedettes»: un exceso de protagonismo en tertulias, blogs y comentarios en redes que, según ella, puede llegar a perjudicarle.

Por supuesto, por respecto a la fuente y al director de agencia aludido, no vamos a revelar la identidad de la una ni del otro. Pero sí que nos interesa reseñar este comentario por el interés que encierra. El caso es que este director de agencias se prodiga, según la Dircom «en exceso», en su actividad de «creador de opinión». Tiene un blog, es especialmente activo en redes sociales y participa con frecuencia en espacios de medios de comunicación.

 

Hasta aquí nada de particular si no fuera porque «su papel de opinador la ejerce en temas que van más allá de su campo de especialización, en este caso, las RR.PP. Y, en la práctica, expone su opinión sobre otros temas más delicados, más concretamente sobre política, sobre la línea editorial de algunos medios de comunicación y sobre temas espinosos de actualidad».

 

Dice nuestra Dircom: «El estaría en su pleno derecho de hacerlo si no fuera porque, en cierta forma, también gestiona la imagen de mi marca. Si él realiza una crítica a un medio de comunicación (como así ha ocurrido) en cierta forma se está enemistando con dicho medio y cerrando las puertas para que mi marca pueda tener apariciones en el mismo. O si, por otra parte, expone su opinión en un determinado tema de actualidad que supone un enfrentamiento con un determinado colectivo, y ese colectivo puede ser consumidor de mi producto, también puede que me esté perjudicando».

 

Tema peliagudo el que plantea esta Dircom. ¿Puede ejercer está función de opinador sobre lo divino y lo humano como si fuera un particular cualquiera? ¿Está poniendo en riesgo esa cuenta? ¿Tiene razón la Dircom cuando dice que puede llegar a perjudicar la imagen de su marca?

 

¿Tu qué opinas?