El presidente Bartlet participa en un debate electoral y noquea a su oponente con el arma de la ironía, un recurso retórico que muy pocos dominan. La escena es un buen ejemlo de que hay que preparar este tipo de intervenciones hasta el más mínimo detalle.
El presidente Josiah Bartlet prepara, junto a un nutrido equipo de asesores, todos los detalles de un importante discurso político. Y no sólo se trabaja el contenido de lo que va a decir, sino otros diversos aspectos que tienen que ver con la expresión facial y corporal, el tono, etc.
… siempre y cuando no se hayan trabajado con meticulosidad. En esta escena, el equipo de asesores de la Casa Blanca bombardea al presidente con preguntas envenenadas, adelantándose a lo que los periodistas le pueden preguntar.
