sábado, abril 27, 2024

El mago del algoritmo: qué funciona, y qué no, en redes sociales

ARTÍCULO DE OLIVER RIVERO (METRÓPOLIS COMUNICACIÓN) / Uno de los momentos clave en comunicación llega cuando hay que enfrentarse al mago del algoritmo, ese que tantos quebraderos de cabeza nos da respecto al contenido que funciona o no en redes

Por Artículo de Oliver Rivero, coordinador del Área Digital de Metrópolis Comunicación / 29 de noviembre de 2020

Dorothy es una niña que vive en un mundo gris en la película de El Mago de Oz (1939), dirigida por Victor Fleming, con Judy Garland como protagonista. La historia comienza con imágenes en blanco y negro, en un lugar donde nada le sorprende y donde ha perdido las ilusiones. Este es posiblemente un buen símil del lugar de partida en el que se encuentran las empresas o aquellas personas que quieren desarrollar su marca personal en las redes sociales.

De esta manera comienza el camino de Dorothy en su búsqueda por hallar al mago de Oz que, en nuestro caso, será el mago del algoritmo, ese que tantos quebraderos de cabeza nos da respecto al contenido que funciona o no en redes como Facebook, Twitter, Instagram o TikTok.

En su paseo por las baldosas amarillas, en clara referencia a la importancia del oro en la época (OZ hace referencia a una onza, que era la medida más popular de este material) y, por tanto, al éxito en nuestro caso, se encuentra con el personaje del espantapájaro, que no tiene cerebro, uno de los principales problemas en el social media.

Muchas de las empresas presentes en las redes sociales no cuentan con una estrategia definida y, por tanto, no se marcan unos objetivos, ni siguen una línea bien definida para alcanzarlos. Esta ‘falta de cerebro’ impide llevar a cabo un plan estratégico, que cumpla con una línea de comunicación, de contenidos y de imagen, que nos lleve al éxito. Una vez más, viene bien recordar que detrás de cada red hay unos parámetros que cumplir para lograr una optimización de los contenidos, ya sea a través de una creatividad, un hilo o una story.

Junto a esto, debemos medir los resultados y tomar decisiones: observar qué contenido funciona mejor, a qué hora, cuál obtiene una mayor interacción y desechar aquellas ideas que no logran el alcance esperado y cambiar la estrategia.

Más adelante, Dorothy se encuentra con el Hombre de Hojalata. Él dice: “sufro, porque no tengo corazón”. Aunque el algoritmo aún no es capaz de medir los sentimientos, debemos tener muy en cuenta que la emoción es uno de los factores más importantes para lograr el éxito en social media.

Debemos apuntar a la personalización de los contenidos, ofrecer rostros y experiencias reales, intentar conectar con nuestra audiencia a través de historias que reflejen verdad. Solo de esta manera se logrará un vínculo, una relación y una confianza con nuestros seguidores. Y una vez conseguida, se debe seguir apostando por mantenerla, siendo transparentes y consecuentes con las decisiones que se tomen.

Este ‘corazón’ o engagement también se puede encontrar a través de la figura de los ‘influencers’, quienes reflejarán a través de sus redes una verdad y una cercanía que, previamente, han trabajado con su comunidad. Es muy importante hacer una selección estudiada de los públicos a los que se quiere llegar, algo que se debe trabajar previamente en la estrategia de contenidos.

En este punto de la travesía, Dorothy ya va acompañada del espantapájaros y del hombre de hojalata, a quienes se sumará el León, cobarde, inocente, desanimado… fiel reflejo de muchas empresas o personas que no se atreven a dar el paso y que necesitan ir de la mano de alguien que les de una garantía para tener el ‘valor’ de asumir que si no estás en las redes sociales, no existes.

Un ideal que siempre ha defendido Santiago Pérez, fundador de Metrópolis Comunicación, durante los últimos diez años, quien asegura que este modelo de negocio obliga a las empresas e instituciones a renovarse, a contar las cosas de otra manera, a adaptarse a los nuevos tiempos, lo que requiere ese ‘valor’, herramientas, equipo e ideas originales para destacar sobre los demás.

Y es que así, una vez juntos todos los personajes de esta historia, se forma el triángulo de la conciencia: pensar, sentir y actuar, es decir, definir la estrategia, desarrollar los objetivos e ideas y ejecutar el plan de contenidos.

Será entonces el momento de enfrentarse al mago de Oz o, en nuestro caso, al mago del algoritmo de las redes sociales, que nos obliga a estar al día, a conocer qué es lo más importante, qué es lo que demanda cada red social para trabajar en sintonía y lograr el mejor resultado de comunicación.

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