viernes, abril 26, 2024

Los medios de comunicación y su responsabilidad en el futuro de las niñas

ARTÍCULO DE MARÍA GARZÓN (IMADES Communication) / Este año se celebra el 10º aniversario del Día Internacional de la Niña, fijado por Naciones Unidas, para el día 11 de octubre. Las niñas son las mujeres del futuro y lo que es más importante la mitad de la población mundial, y deberíamos ser muy conscientes del nivel de responsabilidad que los medios de comunicación y sectores como el publicitario tienen a la hora de construir su identidad.

ARTÍCULO PATROCINADO POR HALLON, INTELIGENCIA DE MEDIOS

Por María Garzón, Socia Fundadora y Responsable de Marca Personal, Mujer y Liderazgo de iMADES Communication / 11 de octubre de 2022

Cuando hablamos del empoderamiento de las niñas, hablamos entre otras cuestiones de su autoconcepto y autoconfianza. Existen estudios que plantean que las más pequeñas ya comienzan a sentirse menos inteligentes que los niños a partir de los 6 años y las causas se sitúan en la socialización de género que reciben desde la más temprana edad[1]. Esta socialización, diferenciada para hombres y para mujeres, continúa a lo largo de todo su desarrollo y tiene mucho que ver con la falta de referentes, pero también con la imagen que proyectan medios y anunciantes de las mujeres.

Sin querer explayarme hoy en cuestiones de la socialización temprana, querría detener el foco en la adolescencia, pues en esta etapa del desarrollo es crucial para la evolución de este autoconcepto, de este querer ser, de encontrar ese lugar en el mundo que queremos ocupar.

Se da la circunstancia añadida de que, desde hace unos años, la presencia de la comunicación audiovisual en la vida de los adolescentes es mucho mayor que en la de sus padres y madres. Los llamados nativos y nativas digitales y las generaciones posteriores han convivido con una realidad totalmente diferente a la nuestra. Por un lado, su exposición a la ficción audiovisual, en la cual los roles asignados a los personajes masculinos o femeninos pueden servir de ejemplo para muchos de ellos, ha aumentado de manera considerable; así como la manera de consumirla, no sólo por las plataformas que nos permiten visualizar los contenidos que deseemos cuando queramos, sino porque ahora podemos tenerlos en la palma de la mano a golpe de un “clic” y transformarlos, comentarlos a través de redes sociales, memes, mensajería instantánea, etc. A esto debemos sumar que los medios tradicionales están perdiendo adeptos entre los más jóvenes que buscan sus contenidos en redes sociales[2], utilizan de suscriptores a los influencers y ya pasan de media 4 horas conectados a Internet que en el colegio[3].

En definitiva, las niñas desde los 12 años (edad media de acceso a los dispositivos móviles) tienen los contenidos generados por corporaciones mediáticas, creadores de contenido y publicistas como una de sus fuentes principales para ver el mundo y entender el rol que como mujer deben tener en él. Por lo tanto, “la pelota” de la responsabilidad está también en nuestro tejado.

Como agente socializador, los medios de comunicación (en sentido amplio), somos complementarios a la escuela o las familias y no podemos quedarnos al margen. Es por eso por lo que la regulación de contenidos en las redes sociales o la utilización de la imagen de los menores debería ser una prioridad en cuanto a los compromisos a adquirir por el sector.

Tenemos que asumir, como sector, que es nuestra responsabilidad cumplir con la legislación vigente en cuestiones como la publicidad sexista, que si bien está regulada por ley pareciera que no es tomada en serio por una amplia mayoría del sector. No en vano, cada día desde hace un mes, al pasar frente al instituto de mi localidad y ver una famosa valla publicitaria, me pregunto si nadie habrá caído en que usar el cuerpo desnudo de una mujer para vender un bolso no encaja con el cumplimiento del artículo 3 de la Ley General de Publicidad 34/1988, que dice de manera textual que entre la publicidad sexista se encuentran los anuncios que utilizan “particular y directamente su cuerpo (mujer) o partes del mismo como mero objeto desvinculado del producto que se pretende promocionar”.

Debemos concienciarnos de que, como todos usamos las redes para ejercer nuestra profesión, los contenidos de estas también deben cumplir con los compromisos básicos de igualdad y que también es responsabilidad nuestra. Nosotros somos parte activa de la comunicación y no podemos escudarnos en que es lo que quiere la gente, porque estas niñas y niños adolescentes consumen lo que les ofrecemos y se están lanzando sin paracaídas al mundo digital ya que nadie les acompaña en este proceso. Como afirma Enrique Dans nos hemos equivocado al “etiquetar a toda una generación con una supuesta mayor habilidad para el uso de la tecnología”[4].

El Día de la Niña y Naciones Unidas nos insta a que “invirtamos en un futuro que crea en su capacidad de organización, su liderazgo y su potencial”. Yo propongo que centremos el tiro y que ese liderazgo nazca de la igualdad de oportunidades, de una imagen no sexista de la realidad y que, tomando consciencia de nuestra responsabilidad, cambiemos lo que sea necesario para acompañarlas en este proceso, para que la confianza en ellas mismas las haga más libres.


[1] LIN BIAN, SARAH-JANE LESLIE, ANDREI CIMPIAN. (27 Jan 2017) Gender stereotypes about intellectual ability emerge early and influence children’s interests. Science, Vol 355, (Issue 632), pp. 389-391DOI: 10.1126/science.aah6524 https://bit.ly/3Ve0cMP

[2] Digital News Report 2022. Instituto Reuters y Universidad de Reuters https://bit.ly/3SLuaWT

[3] Familias hiperconectadas: el nuevo panorama de aprendices y nativos digitales. QUSTODIO https://bit.ly/3fJl8uV

[4] DANS, Enrique. Jóvenes y redes sociales. Más complejo de lo que parece. Revista Telos, núm. 107 https://bit.ly/3rEEpk4


ARTÍCULO PATROCINADO POR HALLON, INTELIGENCIA DE MEDIOS