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11 tendencias en comunicación política para 2017

REDACCIÓN Martes 20 de diciembre de 2016

Imma Aguilar Nàcher, socia de Mas Consulting, analiza cuáles van a ser las principales tendencias de comunicación política en el próximo año.

1. Crisis de los intermediarios tradicionales: partidos y medios de comunicación.

El modelo tradicional de intermediación de la política formal está en crisis y los partidos se resisten a revisar su modelo de representación y su capacidad de servir de vehículo de mensajes entre el electorado y los decisores de la organización. La organización política pierde apoyos sociales y masa crítica viendo decrecer su número de afiliados y su reputación como actor político.

2. Auge de los influencers.

Mientras parece perder valor la intermediación tradicional, se consolida la importancia de un actor conocido como “influenciador”, que se erige en un nuevo intermediario en el proceso político, con tanta incidencia o incluso más que los propios medios de comunicación. Hay diversos tipos de influencers: los tertulianos, los blogs, los medios digitales o personajes meritocráticos de la red cuyo número de seguidores y sus diferentes redes de acceso e influencia hacen que los mensajes que emiten estos nuevos intermediarios marquen en muchos casos la agenda política. Los cúpulas de los partidos y los responsables de comunicación de los grupos parlamentarios y las organizaciones tratarán de generar mecanismos de control y de ”adiestramiento” de estos influencers, por la importancia que tienen en las comunidades de influencia política de los partidos.
 
3. El parlamento ¿sede de la vida política o no tanto?. 

El partido en el gobierno se va a resistir a ceder protagonismo al Parlamento como sede de la acción política, ya que en el Congreso queda en una minoría en la que necesita al menos dos partidos para impulsar reformas de calado. De hecho, le resulta más fácil a la oposición llegar a acuerdos para generar cambios legislativos que al partido de gobierno. Así pues, el ejecutivo va a tratar de marcar la agenda legislativa para que sea el gobierno y no los grupos parlamentarios los que propongan las reformas. Las cortinas de humo y las propuestas de impacto mediático tendrán ese papel de estandarte para desbaratar la agenda de la oposición. Para los partidos de la oposición (al menos así parecen haberlo entendido en el PSOE y en Ciudadanos) las propuestas, los éxitos parlamentarios y la tribuna del Congreso son el mejor tablero para jugar sus particulares partidas. Sea como sea, la presencia de los líderes en el Parlamento ha movido el foco de interés hacia la Carrera de San Jerónimo como escenario de todos los actos teatrales que la política española nos va a deparar.

4. Cuestión de liderazgos.

El carisma de algunos diputados, las luchas de poder, las incógnitas sobre los diferentes papeles de los portavoces y las batallas dialécticas entre perfiles antagónicos llevarán el protagonismo a los carteles, es decir a las personas, por encima de los partidos políticos. En su mano tiene el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, señalar quién será el líder de la oposición, cosa que se esclarecerá en los primeros debates del año. En cualquiera de los casos, gobierno y oposición marcarán un liderazgo inevitablemente masculino y masculinizado. La presencia de las mujeres en los debates políticos es apenas anecdótica y esa infrarrepresentación marca una ausencia del tema de género en la política española.

5. La lucha por el liderazgo de la izquierda y la orfandad política.

Sin duda, el espacio del centro izquierda vivirá agitadas convulsiones por la tensión del liderazgo en los diferentes partidos y por la revisión de modelos en el PSOE y Podemos. En el primer trimestre del año se celebran los congresos de Podemos, PP y Ciudadanos mientras que el PSOE esperará, previsiblemente, hasta el final del año. Será en este primer semestre cuando se compruebe si los socialistas apuestan por aventuras renovadoras o certifican la intención de cerrar filas en torno a Susana Díaz, la líder con la intención más manifiesta de dirigir y liderar el PSOE. En Podemos, se vislumbra un lucha interna sobre su modelo y la duda sobre la caducidad del actual secretario general, Pablo Iglesias. Entretanto crece el número de exvotantes socialistas y exvotantes de Podemos que quedan en tierra de nadie, una cierta élite urbana, moderada, que se autodefine como izquierda y que sienten la ausencia de una oferta electoral acorde a sus aspiraciones políticas.

6. Imperio de las emociones y el voto a la contra. 

Tras los referéndum de Reino Unido, Colombia e Italia se consolida un nuevo modo de votar a la contra, un uso reivindicativo del voto para expresar el descontento con las élites políticas, ineficaces y corruptas a ojos de colectivos de votantes nuevos y más jóvenes, sobre todo. Este nuevo modo de votar, mucho más emocional y apasionado da aire a formas más populistas y de impacto por parte de un nuevo tipo de candidato. El fuerte dinamismo de los acontecimientos políticos y la volatilidad de la intención de voto hacen muy difícil apresar y comprender la realidad, con lo que conlleva de imprevisibilidad. El primer resultado de esta nueva situación es la dificultad de vaticinio de las encuestas y sondeos lo cual contribuye a la aparición de un nuevo temor a la participación muy a tomar en cuenta en los próximo procesos electorales. Se hace necesario dar valor al papel de las emociones sociales y los estados de ánimo colectivos para conectar con los electores en la gestión de la política.

7. La TV y el amarillismo político. 

Seguimos en el paradigma del consumo de imagen como contenido preeminente y con la televisión como el medio que impera en su capacidad de influencia. A ello se añade el uso transversal y multiplataforma que se hace de ella en lo que se conoce como TV social, cuando las redes sociales potencian, multiplican y la conversación a propósito de contenidos televisivos. La hiperpolitzación de los espectadores y la abundante oferta de contenidos políticos siguen su realimentación bajo un enfoque más bien amarillista -en la línea del “infotainment” de los programas informativos- con un formato de éxito en España al que podríamos llamar “politainment”

8. El directo. 

Consecuencia de la hiperpolitización de la conversación de actualidad y de la importancia crucial de la imagen asociada a la producción de contenidos, el recurso a la emisión en directo de los acontecimientos será una de las principales ofertas, sobretodo por la facilidad que ofrece en la producción y en la recepción, la compatibilidad con múltiples canales y la vinculación directa sin apenas intermediarios entre emisor y receptor. Facebook Live se presenta como la opción mejor posicionada.

9. El web ambiente. 

Ya no se distingue entre lo online y lo offline a la hora de afrontar el diseño estratégico de distribución de contenidos. De hecho, podemos hablar de un mismo espacio en el que transcurren diversos modos de comunicación por plataformas y con flujos diferentes que requieren diversas prácticas y mensajes. El web ambiente es el espacio en el que se sitúa ese escenario en el que “respiramos” todos los actores de los diferentes procesos políticos.

10. Comunicación robotizada pero individualizada. 

Los bots (abreviatura de robots) permitirán conversaciones one to one, de persona a robot, y viceversa, con lo que eso puede conllevar de personalización de la conversación política. Por ahora, en política la mala imagen de esta automatización de la propaganda se debe a su uso en campañas negativas o sucias de procesos electorales recientes. Si la comunicación política y la política misma son capaces de dar el salto desde la orientación hacia sí misma (el partido, el líder, el programa) hasta la orientación al ciudadano/elector encajará perfectamente esta conversación personalizada de ida y vuelta, y no la tradicional comunicación vertical del one to many, típica de ese uso poco eficaz de las redes como meros distribuidores de contenidos indiscriminados y sin segmentación.

11. Afianzamiento de la consultoría política.

Sin mayorías absolutas, el número de posibilidades de configurar mayorías ad hoc para proyectos reformistas o renovadores, hace mucho más compleja y más intensa la actividad parlamentaria. En este primer año de legislatura se van a reformar muchas leyes, a derogar y a proponer gran cantidad de textos legislativos, mientras que un elevado porcentaje de diputados y senadores se estrenan en esta tarea que, hasta ahora, se había centralizado mucho más en el entorno de los partidos políticos que en el de los grupos parlamentarios. Tanto las empresas como los propios grupos políticos tendrán una gran carga de documentación, negociación y gestión de las iniciativas este próximo año, lo cual avanza la necesidad de asesoría externa para acompañar a los gabinetes parlamentarios de los partidos o los departamentos de relaciones institucionales de las empresas. Se hace necesario una revalorización de este servicio y la profesionalización de la consultoría externa.