ARTÍCULO DE RODOLFO GARCÍA DE LA ROSA (PRIMAR COMUNICACIÓN) / Me fascina, cuando hablo con determinados colegas de profesión, su capacidad de buscar nuevas fórmulas operativas y de darle a la cabeza, en sus relaciones continuadas con los medios de comunicación, que conlleven puntos de mejora, de estar a la última –dicen-, con la finalidad de obtener una rentabilidad de mayor visibilidad y reputación para sus clientes.
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Por Rodolfo García de la Rosa Vara, director general de Primar Comunicación/ 14 de octubre de 2022
Me fascina, no porque esté en contra, todo lo contrario -no creáis que sigo anclado en la linotipia y con el tipómetro de la facultad encima de la mesa-, pues es obvio que es vital ir adaptándonos a las novedosas herramientas y aplicaciones que la tecnología nos aporta y que consiguen que seamos más ágiles, eficaces y productivos. Mi duda proviene de distinguir si lo que buscan mis compañeros de profesión es la finalidad mencionada, muy loable, o epatar a sus clientes o proveedores de comunicación con una idea que se antoja peregrina o, casi peor, que se adelanta al mercado con los consiguientes problemas que produce, finalmente, de demanda insatisfecha.
Me planteo muchas veces con mi equipo una lucha interna entre la dualidad de buscar algo rompedor, que consiga un intercambio de información práctico y dinámico con los periodistas e influencers (y que se mantenga en el tiempo) o decantarnos por una línea más conservadora de “no cambies lo que funciona”.
Me fijo en un mundo tan tecnológico y moderno como es el sector satelital, donde los sistemas y los dispositivos que se lanzan al espacio son de lo más avanzado y puntero, pero con determinados procedimientos productivos que siguen utilizando en la actualidad y que se mantienen desde los años 60, cuando se llevaban a cabo los primeros viajes a la Luna. Me refiero a equipos muy sensibles que se ensamblan, en muchos casos, atentos, con el pegamento de toda la vida, de mediados del siglo XX, porque se ha comprobado que funciona, que no falla y que es fiable, ya que, como es obvio, no pueden desplazar a la órbita geoestacionaria a un equipo de mantenimiento a arreglar el “desaguisao”.
Pues aquí quería llegar: ¿no es posible un sistema mixto? ¿Podemos utilizar lo último en nuestras relaciones con los medios de comunicación y que esté testado, pero manteniendo los sistemas y procedimientos que son válidos desde el siglo pasado?
¿Por qué tengo que romper con TODO lo anterior? Si, además, en la mayoría de los casos, muchos de los medios de comunicación no están preparados o tienen unas medidas de seguridad que no admiten métodos tan incipientes.
Por supuesto, no soy un troglodita: debemos sacarle el máximo partido a los distintos servicios y aplicaciones que incorporamos en nuestros dispositivos móviles, incluyendo, por favor, algo de trato cercano que haga nuestras relaciones más humanas y no todo sea el mundo del Metaverso, que también.
No estoy en contra, por ejemplo, de utilizar un dron “estereoatómico” para enviar un determinado producto a un periodista, influencer o stakeholder, pero verifiquemos su practicidad antes de hacerlo, cuando el servicio de mensajería de toda la vida ya lo hace perfectamente.
Y llegados a este punto, como colofón a mi teoría mixta, me pregunto si algo tan antiguo, muchas veces denostado y viejuno, pero eficaz, como la nota de prensa, la podríamos hacer llegar a los distintos interesados vía TikTok. ¿Lo intentamos?
Artículo de Rodolfo García de la Rosa Vara, director general de Primar Comunicación
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