lunes, octubre 7, 2024

La aventura de montar una agencia de RR.PP., contada en primera persona

GONZALO CASTILLERO Y VIRGINIA MOLINERO Jueves 12 de julio de 2012

Queríamos saber cómo se monta, en estos momentos, una agencia de comunicación. La ilusión, los problemas, la búsqueda de clientes… Y se lo hemos preguntado a Gonzalo Castillero y Virginia Molinero, creadores de la agencia Mediación. Estas son sus reflexiones y su experiencia, contadas en primera persona.

En octubre del año pasado nació Mediación, la primera agencia de comunicación especializada en el Tercer Sector. Nuestro proyecto tiene menos de un año de vida, pero en este tiempo hemos aprendido algunas cosas que nos gustaría compartir con aquéllos que estén pensando dar el salto al emprendimiento o que hayan recorrido un camino similar al nuestro.

 

Mediación pretende ofrecer soluciones de comunicación a entidades sociales con buenos proyectos y escasas posibilidades de acceso a los medios, con un servicio caracterizado por la cercanía y la seriedad, y como agencia de nuevo cuño tenemos una ilusión desbordante que queremos contagiar, porque otra manera de hacer las cosas es posible.

 

La osadía no es lo mismo que la locura.

 

Vivimos un momento de extraordinarias dificultades, que se perciben a diario. La economía marcha mal y el mercado está contraído hasta el extremo, pero eso no es motivo suficiente para creer que cualquier proyecto nuevo va a fracasar. Si así fuera, ninguna de las grandes empresas que todos conocemos hubiesen sido puestas en marcha, ya que excusas para no emprender siempre habrá.

 

A veces conviene olvidarse de los agoreros que indican que no es el momento y liarse la manta a la cabeza para intentarlo. Si fracasas, no pasará mucho. Serás un poco más pobre se lo que ya eras. Será cuestión de levantarse y volver a intentarlo.

 

Sé un poco osado, que no loco, y analiza si tienes oportunidades de salir airoso del intento.

 

Escoge bien a tus socios

 

Poner en marcha una empresa requiere determinación y osadía, pero también saber rodearte de las personas adecuadas. Mediación es producto de la unión de dos profesionales con intereses similares. Procura buscar a colegas que puedan complementarte para ser más completos. Para eso has de conocer bien cuáles son tus puntos débiles y cuáles son tus cualidades más destacadas.

 

Conviene que la gente que vaya a compartir contigo este proyecto tenga un espíritu alegre y positivo, porque las dificultades que vienen por delante son muchas y en ocasiones aparecerán las ganas de arrojar la toalla, pero si tienes a alguien a tu lado que te anime en los momentos oscuros será más fácil que la cosa funcione.

 

Analiza bien el mercado

 

Emprender no es cuestión de lanzarse a crear una empresa a tontas y a locas. En el caso de Mediación, analizamos durante meses dónde podía estar nuestra opción. Agencias de comunicación hay muchas, algunas que son auténticos gigantes, y es complejo competir con ellas.

Por eso, es bueno optar por la especialización. En nuestro caso, dado que teníamos experiencia en el trabajo con entidades sociales, vimos que éstas tenían dificultades para hacer llegar sus historias hasta los medios de comunicación y que éstos, a su vez, suelen quejarse de la falta de interlocutores útiles en el Tercer Sector.

 

Así, consideramos que podíamos tener la oportunidad ahí. Pronto nos pusimos a analizar qué competencia nos íbamos a encontrar. Para saber qué armas puedes emplear para ser mejor, tienes que conocer a tus rivales.

 

En Mediación nos pasamos tres meses preparando nuestro proyecto, hablando con gente del entorno en el que íbamos a aterrizar, con entidades sociales y con periodistas, y viendo en detalle qué servicios ofrecían otras agencias de comunicación.

 

Busca un buen nombre para tu proyecto.

 

A veces parece algo muy tonto, pero es de las cosas más complicadas. Tiene que recoger la filosofía del proyecto. Seguro que sobre la mesa se ponen múltiples opciones y dar con la buena puede darte verdaderos quebraderos de cabeza. Nosotros elegimos Mediación porque combina todos aquellos elementos que nos dan sentido: somos intermediarios entre los periodistas y las entidades sociales, trabajamos para nuestros clientes y para los ‘media’ y facilitamos la comunicación. Todo eso es Mediación, un nombre surgido de auténticos aluviones de ideas.

 

Maldice la formación recibida en la facultad de Periodismo.

 

Tienes claro que quieres poner en marcha una empresa. Tienes la idea y el nombre adecuados, pero ¿sabes realmente qué hay que hacer para crearla? ¿Sabes qué papeles se necesitan? ¿Qué trámites son necesarios? En ese momento te acuerdas de la madre de quien ideó el sistema educativo en nuestro país, de a quien no se le ocurrió incluir en la enseñanza básica algún módulo con formación empresarial básica y hasta de tu profesor de la asignatura de ‘Empresa periodística’, que jamás te dijo nada sobre lo que te esperaba por delante.

 

Buscas información en internet y asesoramiento profesional, llamas a un amigo que hace un par de años montó un negocio, lo comentas con tu suegro y con quien haga falta y, por supuesto, todos te dicen que estás loco, que cómo se te ocurre meterte en algo así con la que está cayendo, y terminas decidiendo pagar a un abogado para que te ayude con los trámites.

 

Ármate de paciencia para aguantar la burocracia.

 

Tienes una idea, un nombre maravilloso, un abogado, una cuenta nueva en el banco con tus socios y un notario al que envidias por llevarse una buena pasta por firmar unos simples papeles. Todo parece ir rápido y bien, pero, amigo mío, falta el malvado de la película: el Registro Mercantil, un personaje oscuro que se mueve como un anciano de cien años.

 

Cada trámite que hay que hacer se demora lo indecible. Casi todo el papeleo tiene que pasar por sus manos, y terminan siendo meses de espera, de silencio sepulcral, en los que estás atado de pies y manos, ya que quieres ser empresa y aún no eres más que un proyecto.

 

No esperes más, sal a buscar los clientes.

 

Hay algunos afortunados que ponen en marcha una empresa para responder a una necesidad de un cliente concreto. Otros tenemos que pelearlos desde el primer momento. Mantén los ojos bien abiertos, sé sincero y transparente y procura hacer las cosas como sabes desde el primero momento y, sobre todo, no pierdas nunca la humildad.