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El libro que desvela ‘el lado oscuro de la comunicación’

REDACCIÓN Jueves 11 de abril de 2019

El especialista en comunicación y profesor de Opinión Pública Miguel Ángel Robles, socio-director de Euromedia Comunicación, acaba de publicar El lado oscuro, diez falacias sobre las relaciones públicas.

En este ensayo, editado por Fraguas, plantea una refutación de la leyenda negra sobre la comunicación corporativa e institucional como “el lado oscuro” de la democracia, afirmando que esta disciplina nació precisamente para enriquecer el debate público, aportar transparencia a la vida pública y proporcionar a los ciudadanos información sobre los actores que intervienen en él. Sin embargo, al mismo tiempo, realiza una dura autocrítica de la deriva actual de esta profesión, que considera cada vez más instalada en la emoción y en la hipérbole y en el uso de técnicas que degradan el espacio público.

 

Miguel Ángel Robles estima que la orientación de la comunicación (corporativa, institucional y política) hacia el objetivo de “conmover” y “provocar experiencias” subvierte por completo su papel original en la vida pública  y atribuye a “esta degradación emocional” una “enorme responsabilidad” en la creación de un ambiente social “en el que la verdad y la mentira no importa, lo que importa es lo que se siente, y si la mentira me hace sentir bien, la mentira es positiva”. “Los dircom dicen sentirse escandalizados por la postverdad pero, en gran medida, ésta es el resultado de la transformación del modo de ejercer la profesión, que antes se basada en el trinomio razón-palabra-información y ahora lo hace en el de emoción-imagen-diversión”, afirma el autor, para quien las tendencias actuales de la comunicación conducen irreversiblemente a una esfera pública completamente degradada, políticamente bipolirizada, desprovista de ciudadanos informados y yerma de deliberación racional.

 

En El lado oscuro, el autor advierte que el abuso de los medios propios y la orientación al entretenimiento y la fabricación de mitos están disolviendo los contornos propios de la comunicación, haciéndola indistinguible de la publicidad y el marketing. “La comunicación, que antes se hacía con portavoces y sucesos reales, aunque fuesen provocados, han empezado a asumir que su campo natural está también entre actores y guiones dramatizados”, escribe Miguel Ángel Robles, que denuncia que muchos videos virales “se presentan como documentales o sucesos espontáneos, cuando en realidad son drama o comedia, protagonizada por actores que siguen guiones previos  y llegan a conclusiones pre-establecidas”.

 

El autor se desmarca, asimismo, del activismo político y social de las marcas, que “siempre se produce a favor de causas sociales hegemónicas y desvía la atención pública de la información que las empresas deberían realmente aportar” y critica duramente la utilización de “fatuas misiones y visiones” que son incontrastables y que tienen el único objetivo de dotar a las marcas de un sentido trascendente, trasladando su discurso al territorio del mito. “El relato mitológico en el que está degenerando la actividad de comunicación es completamente ajeno a un debate público basado en la racionalidad. Al contrario, promueve la superstición, hasta el punto de sugerir que ciertos problemas sociales se solucionan con un acto de compra”, apunta el autor, que señala que “la publicidad sustituyó hace tiempo la venta de productos por la de propósitos trascendentes y desgraciadamente la comunicación está siguiendo su mismo camino, perdiendo su sentido fundacional y convirtiéndose en una mera prolongación del marketing”.

 

Frente a estas nuevas tendencias, el autor propone devolver la comunicación a su territorio original, completamente diferenciado de la publicidad, “el de una disciplina basada en el espíritu racional de la Iilustración, más orientada a la reputación que a los objetivos de ventas, que busca generar confianza haciendo más transparentes a las organizaciones y sometiéndolas al juicio del público, y que asume como propias las reglas del periodismo y el lenguaje informativo, en claro contraste con las técnicas publicitarias”.

 

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