lunes, febrero 10, 2025

¿El argumentario es un salvavidas o un lastre en comunicación?

MARISOL GARCÍA PINO, DIRECTORA DE SELFIE (GRUPO ENTUSIASMO) Viernes 9 de marzo de 2018

El argumentario es un documento muy útil para fijar las ideas clave que, por un lado, vienen a configurar con precisión las características y valores de las empresas, productos, servicios e instituciones que representamos y, por otro, para ayudar a los portavoces a “defender” los mensajes que han de ser difundidos y reforzados en cada una de sus intervenciones. 

Por tanto, todos los departamentos y agencias de comunicación suelen y deben disponer de esta herramienta, formando parte de la tarea diaria su confección y actualización permanente.

 

Ahora bien, como parte de esta llamada sociedad infoxicada, hemos de ser críticos con el abuso de este recurso que están haciendo los políticos en su conjunto, de un signo y de otro, y que nos obliga a digerir, declaración tras declaración, idénticas palabras y repetitivas construcciones gramaticales, para defender en la mayoría de las ocasiones, lo indefendible.

 

Se articula entonces una visión monolítica y unánime del discurso, sin que existan voces disonantes en sus correspondientes formaciones políticas, ni espacio para la reflexión propia o para introducir matices en esos encorsetados argumentarios. Se trabaja con la certeza de que, a golpe de repetición, la falacia se convertirá en argumento cierto. Se quiere cimentar una realidad impostada o cuanto menos, manipulada, entendiendo que el receptor (es decir, el ciudadano de a pie) carece de la inteligencia suficiente para detectar la falsedad. Esta estrategia de comunicación encuentra su caldo de cultivo en una sociedad hastiada y en gran parte resignada, salvo escasos reductos combativos con vocación de cambio y que de vez en cuando logran levantar su voz.

 

Además, esos argumentarios repetidos hasta la saciedad ponen en evidencia la nula capacidad de nuestros mandatarios para dominar la dialéctica y ser capaces de defender con sus propios argumentos un posicionamiento. Al contrario, el recurso más utilizado es el “y tu más”, cuando no se recurre al insulto o a la mentira.

 

Somos merecedores de una clase política que pueda prescindir de un papel como parapeto, para transmitir en los distintos contextos un razonamiento lógico, logrando empatizar con los interlocutores de manera natural, espontánea y sencilla. Preparación, cintura, responsabilidad y valentía son atributos exigibles. No todo vale.

 


Artículo de Marisol García Pino, directora de SELFIE (GRUPO ENTUSIASMO)