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Ayuntamientos: qué, cuándo y cómo Comunicar

J. PEDRO MARFIL, RESPONSABLE DE COMUNICACIÓN DE KEYPROCOM Martes 8 de mayo de 2012

Que los ciudadanos sepan cómo se gasta su dinero, por qué se toman unas decisiones y se desechan otras y que se haga a través de argumentos cercanos, creíbles y sostenibles. Son algunos consejos de Comunicación que deben saber manejar los ayuntamientos, según expone en este artículo J. Pedro Marfil, responsable de comunicación de la agencia Keyprocom.

Las administraciones locales viven en un constante ‘limbo’ bajo la tutela de las comunidades autónomas y el estado. El sistema administrativo español las configura como una suerte de ‘hermanas pequeñas’ de las comunidades autónomas, con muchas responsabilidades que afrontar y pocos recursos para gestionarlas.

 

La actual coyuntura económica supone un nuevo hándicap para las corporaciones locales. ¿Saben realmente los ciudadanos cuáles son sus competencias? ¿Cuál es su capacidad y responsabilidad? Estas y otras cuestiones son algunos de los temas a los que muchos responsables políticos se están viendo obligados a dar respuesta durante los últimos meses.

 

Las administraciones locales tienen una exposición directa al ciudadano. Sienten de primera mano las inquietudes y problemas de los municipios y, en ocasiones, el desconocimiento provoca que las quejas o reclamaciones que no están en manos de entes superiores, recaigan sobre estas. A esto ha de sumarse el actual contexto político-económico y social por el que pasamos, en el que las administraciones son miradas con recelo, la creciente desafección y el predominio mediático de noticias de corte pesimista. De este modo, logramos acercarnos al complejo panorama que tienen por delante los entes municipales a la hora de gestionar su desgaste durante una legislatura que encara el trayecto hacia su ecuador.

 

En este panorama, de incertidumbre, pesimismo, recortes, facturas sin pagar, nuevos impuestos y dificultades, la política local se encuentra ante el reto de reinventarse para poder mantener a los ciudadanos al tanto de su gestión y de sus competencias.

 

Una mayor dificultad es representada por la ausencia de canales a través de los cuales comunicar a los ciudadanos en el ámbito local, sobre todo si tenemos en cuenta a pequeños municipios y a medianos que no son capital de provincia y que no cuentan con medios de comunicación implantados a ese nivel. En este sentido, la combinación de canales tradicionales de comunicación, (incluyendo la comunicación personal), con una buena estrategia de comunicación on-line, que evite intermediarios y cubra aspectos a los que los medios no llegan, resulta muy conveniente.

 

No sólo es necesario determinar si llevar o no a cabo una determinada política sino explicar de manera convincente los motivos por los que se ha tomado tal decisión. Evitar el desgaste que supone la gestión a nivel local en tiempos de crisis, constituye un reto inherente al mandato no sólo para los líderes políticos, sino también para sus equipos de comunicación. En este contexto cobran especial importancia dos recursos básicos de toda organización: la coherencia y la cohesión.

 

La comunicación de la gestión se configura como un auténtico arma para combatir este desgaste. Que los ciudadanos sepan cómo se gasta su dinero, por qué se toman unas decisiones y se desechan otras y que se haga a través de argumentos cercanos, creíbles y sostenibles supone el logro a conseguir.

 

Mantener a todo el grupo motivado, desde secretarios municipales hasta alcaldes pasando por personal administrativo, es una baza importante. La proyección que ellos hagan de la gestión local dirá mucho a los ciudadanos. Ser consciente de ello y trabajar por cohesionar los equipos de trabajo manteniendo su unidad es clave para afrontar la situación con mayores garantías.

 

Uno de los elementos que más valoran los ciudadanos es la coherencia y más en los tiempos que corren en los que muchos ven la actividad política con cierto recelo. Aprobar recortes y pedir esfuerzos a los ciudadanos pasa porque los líderes locales den ejemplo de ello. Mostrar pequeños gestos palpables para proyectar lo que se exige es un buen inicio. No ostentar, huir de la pompa e intentar acercar, en la medida de los posible, los procedimientos al ciudadano medio es parte del procedimiento. Conseguir convencer de que las decisiones giran en torno al bien común es el gran reto.