DANIELA AGRA (ATREVIA Portugal) / La fuerte relación entre España y Portugal, quedó una vez más de manifiesto cuando, poco después de su toma de posesión como primer ministro de Portugal, Luis Montenegro, viajó a Madrid, donde fue recibido por su homólogo, Pedro Sánchez.
Por Daniela Agra, presidenta de ATREVIA Portugal / 8 de octubre de 2024
Los motivos van más allá de la diplomacia y es que las cifras hablan por sí solas. España fue el país al que más exportó Portugal durante el año 2023, en concreto por valor de 20.000 millones de euros, siendo el principal país de origen de las importaciones portuguesas, que ascendieron a 35.500 millones de euros.
La evolución del interés español por Portugal es innegable. Empresas españolas de diversos sectores han mirado al mercado portugués con renovado entusiasmo, invirtiendo fuertemente en áreas clave que van desde la energía al sector inmobiliario.
Pero lo más interesante es que estas cifras esconden una evolución aún más notoria que todos hemos sentido en el ecosistema empresarial y asociativo. Portugal ya no es una «isla» de la Península Ibérica y continuando con la metáfora, ya no está rodeada de agua por todas partes.
La relación es ahora bilateral. No sólo las empresas españolas encuentran oportunidades en Portugal. Las empresas portuguesas también han ampliado sus operaciones al otro lado de la frontera, con ejemplos notables en sectores como la construcción, los servicios tecnológicos o el sector agroalimentario. Esto es una clara evidencia de que Portugal ya no es sólo un destino de inversión, sino un socio con peso real en la balanza.
En el acto de celebración del 25 aniversario de ATREVIA Portugal – de hecho, una empresa española con fuertes raíces en Portugal – quedó patente la complementariedad y unidad que existe entre las empresas de ambos países.
Esta transformación está intrínsecamente ligada al desarrollo de la sofisticación comunicativa y estratégica de Portugal. Mientras que hace unos años se podía argumentar que estábamos haciendo esfuerzos para alcanzar a mercados como el español, ahora esa brecha se ha cerrado. El marketing, la publicidad y la comunicación corporativa en Portugal están a la altura de cualquier país europeo, con la única excepción de la brecha de valor, resultado del menor tamaño del mercado interno.
La creatividad viene acompañada de un fuerte componente estratégico, que se refleja en campañas innovadoras y eficaces. A las agencias portuguesas se les pide cada vez más que desarrollen campañas o lanzamientos de productos que abarquen tanto el mercado portugués como el español, un reconocimiento de la capacidad competitiva de nuestras empresas y una clara señal de la oportunidad que se abre para captar clientes a nivel ibérico.
Debo confesar, sin embargo, que seguimos teniendo una mentalidad y una «cultura» que necesita alimentarse de mayor positividad. Debemos creer que tenemos capacidad innovadora, que contamos con recursos humanos más que capaces y que tenemos empresarios perfectamente capacitados para sacar adelante el país.
Asistimos a un momento histórico de alineación y convergencia entre Portugal y España, no sólo en términos económicos, sino también culturales y sociales. Las tendencias de consumo, innovación y desarrollo están cada vez más alineadas. La demanda de soluciones creativas y personalizadas por parte de los consumidores portugueses y españoles obliga a las empresas de ambos lados de la frontera a replantearse continuamente sus estrategias. Esta presión por lo mejor, por la excelencia, es compartida y comprendida tanto en Lisboa como en Madrid.
Las empresas que deciden operar o invertir en Portugal ya no lo hacen simplemente por la proximidad geográfica o el idioma, sino porque saben que encontrarán un mercado maduro, con una mano de obra cualificada y una sorprendente capacidad de innovación. Lo mismo ocurre con las empresas portuguesas que deciden expandirse en España: no lo hacen tímidamente, sino con la confianza de quien sabe que tiene valor que ofrecer.
Vamos juntos por el camino del crecimiento y del éxito común. Que este espíritu de cooperación y respeto mutuo siga impulsando nuestras economías y estrechando los lazos entre ambos países. Portugal y España no son sólo vecinos, son socios de un futuro prometedor y la comunicación empresarial es prueba de ello.