viernes, febrero 14, 2025

¿Estamos viviendo una crisis en la Diversidad?

En un mundo donde las dinámicas sociales y económicas evolucionan rápidamente, la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI) no son conceptos de moda, sino factores determinantes para la sostenibilidad y el crecimiento de las empresas.

Por Both, 3 de febrero de 2025

Sin embargo, recientes tendencias indican un preocupante retroceso en las políticas de DEI en algunas regiones del mundo, lo que plantea desafíos significativos tanto a nivel corporativo como social. En este contexto las siguientes líneas, exploran la importancia de las políticas DEI, su impacto en la reputación empresarial, el compromiso de las y los empleados, y la atracción de talento. ¿Qué ha pasado en 2024 y qué podemos esperar para 2025?

El papel de las empresas en la diversidad e inclusión

Las organizaciones que integran la diversidad como un valor central reconocen que esta es un motor de innovación y competitividad. La integración de la diversidad en la estrategia corporativa ha dejado de ser un simple cumplimiento normativo o un valor agregado para convertirse en una prioridad estratégica que refleja un compromiso social genuino. Hoy en día, no basta con promover la diversidad; es esencial adoptar un enfoque holístico como el modelo DEIBJ, que abarca no solo diversidad, equidad, inclusión y pertenencia (belonging), sino también justicia social.

Cuando las estrategias de diversidad respaldan y valoran los derechos de las personas, el ambiente laboral se ve fortalecido, promoviendo un sentido de pertenencia y justicia social que impacta positivamente en la organización.

Un estudio de Glassdoor (2024) indica que el 67% de los candidatos consideran crucial que una empresa tenga un entorno diverso e inclusivo al evaluar ofertas laborales. Este sentido de pertenencia no solo incrementa la productividad, sino que también reduce la rotación de personal, generando un ambiente laboral más estable y motivado.

Retrocesos en políticas de inclusión: una mirada crítica

A pesar de los beneficios comprobados de la diversidad, se observa una preocupante tendencia de retroceso en las políticas de DEI.

Desde 2023, varias empresas estadounidenses han comenzado a desmantelar sus programas de diversidad e inclusión, optando por enfoques que priorizan una meritocracia tradicional. Un ejemplo claro es el caso de la empresa tecnológica Tesla, que en 2023 eliminó su equipo de diversidad e inclusión como parte de una reestructuración más amplia, argumentando un enfoque hacia la eficiencia operativa. Esta decisión generó una reacción mixta, con críticas de activistas y del personal que consideran que la medida compromete los esfuerzos de equidad dentro de la compañía, mientras que algunos inversores la vieron como una estrategia para reducir costos y mejorar la rentabilidad.

Este retroceso no se limita a Estados Unidos. En España, el 26% de las empresas obligadas a tener un plan de igualdad aún no lo han implementado, afectando negativamente la equidad y eficiencia en el entorno laboral (Deloitte, 2024). La falta de compromiso con la diversidad no solo socava la moral interna, sino que también puede resultar en una disminución de la confianza por parte de inversores y consumidores.

Las empresas que reducen sus compromisos con la DEI enfrentan riesgos reputacionales significativos. Un estudio de Edelman Trust Barometer (2024) indica que el 60% de las y los consumidores espera que las empresas defiendan valores sociales, y aquellas que no lo hacen pueden enfrentar boicots o críticas virales en redes sociales.

Las organizaciones, ¿Estamos preparadas para el futuro?

Ante este panorama, es fundamental preguntarse: ¿Qué puede suceder en 2025 si las empresas continúan retrocediendo en sus compromisos de DEI? ¿Estamos preparados para afrontar los desafíos sociales que esto conlleva? El entorno empresarial y social está en constante evolución, y las organizaciones que opten por abandonar estas iniciativas podrían enfrentarse a un entorno laboral más fragmentado y menos innovador.

La falta de diversidad no solo impacta la moral interna, sino que también podría tener efectos negativos en la creatividad, la resolución de problemas y la capacidad de adaptación a mercados globales cada vez más diversos.

Para evitar estos escenarios, es imperativo que las empresas no solo se comprometan con políticas DEI auténticas, sino que las integren de manera sostenible y medible en su cultura organizacional. La pregunta clave es: ¿Cómo pueden las empresas garantizar que su compromiso con la diversidad sea duradero y no solo una estrategia pasajera?

Hacia una cultura corporativa auténtica y sostenible

Para seguir transitando el camino de la diversidad y que no se pierdan los esfuerzos, una de las claves es lograr el compromiso de los líderes, pero también en construir una cultura corporativa fuerte, sana y que promueva la autenticidad de las personas.

Para ello, es esencial realizar una reflexión y hacerse preguntas que podrían ser incómodas, pero necesarias:

  • ¿En qué medida nuestras iniciativas de DEI están alineadas con la estrategia organizacional a largo plazo?
  • ¿Qué tan comprometidos están nuestros líderes, de manera individual y colectiva con la DEI?
  • ¿Nuestro equipo de liderazgo tiene suficiente conocimiento y conciencia sobre la DEI?
  • ¿Estamos en una etapa de madurez organizacional donde la DEI se aborda de manera holística?
  • ¿Estamos midiendo y evolucionando el nivel de madurez organizacional en términos de inclusión, hay una verdadera transformación cultural?

Responder a estas preguntas con honestidad permitirá a cualquier empresa desarrollar estrategias inclusivas auténticas, fortaleciendo su reputación y credibilidad a largo plazo.

Los equipos que nos dedicamos, por convicción y pasión, a acompañar a otras empresas en su camino hacia la diversidad sabemos que dar respuesta a estas preguntas puede generar dudas, incomodidades e inseguridades. Sin embargo, son necesarias para evolucionar y avanzar en este camino. La gestión de la diversidad bien ejecutada depende de muchos factores, no solo de un equipo de recursos humanos comprometido, sino de un liderazgo auténtico y de una cultura organizacional que respalde estos valores a todos los niveles.

Esperemos que los esfuerzos y el camino que se ha construido en los últimos años en diversidad no se vean opacados por decisiones empresariales que responden exclusivamente a un criterio económico. En este momento crucial, es esencial que la sociedad tome conciencia de los cambios y los retos sociales profundos que se nos plantean en una nueva realidad que se perfila para el 2025. La diversidad y la inclusión deben seguir siendo pilares fundamentales para las organizaciones, no solo como un imperativo moral, sino también como un motor para afrontar los desafíos que están por venir.