REDACCIÓN Martes 14 de junio de 2016
Edith Gómez, editora de Gananci, reflexiona en este artículo sobre los principales fallos que suelen cometerse en las estrategias de comunicación.
Muchas empresas dudan sobre si es rentable invertir en marketing y comunicación para aumentar su visibilidad, mejorar su reputación en Internet y fuera de la red, tener un mayor feeling con su audiencia para ganarse su confianza y conseguir vender.
Pero todas, al final, se dan cuenta de que merece la pena y que los resultados son muy positivos.
¿Por qué no invierten en comunicación?
Lo único que echa para atrás a una marca a no diseñar un plan estratégico de comunicación y marketing es el dinero. Muchas acaban de arrancar, sigue la crisis, y esa es la excusa perfecta de algunas para no invertir en estrategias de marketing digital.
Pero si lo pensamos bien, ¿cómo vamos a salir de esta si no trazamos un plan para llegar a nuestra audiencia y cómo vamos a influir a la hora de que los consumidores tomen una decisión de compra?
Online y offline
Hoy más que nunca, Internet ha revolucionado la comunicación. Nos permite llegar a nuestro público objetivo de forma sencilla, a través de las redes sociales. Estas han conseguido crear un diálogo entre marca y consumidor, difundir contenidos interesantes para ellos de calidad y mejorar la atención del cliente.
Además, otra estrategia que funciona muy bien es tener presencia en los medios de comunicación. Eso le otorga a la marca credibilidad y un sello de calidad que le permite ganarse la confianza de su público objetivo.
Errores comunes
Ante la falta de conocimientos por muchas empresas, te resumo a continuación, los errores más comunes que cometen al poner en práctica sus estrategias:
El que no hace ruido, no existe. Si no eres consciente de que la comunicación es esencial para llamar la atención, entonces no tomarás ni un minuto de tu tiempo para pensar en invertir en ella.
Cualquier empresa, por pequeña que sea, necesita comunicar. Muchos emprendedores y pymes pequeñas creen que por ser pequeñas, tener un solo trabajador o dos, no necesitan decir al mundo que están en el mercado. Todas las empresas, independientemente del tamaño que tengan, tienen necesidades de comunicarse y atraer clientes, ¿o no?
Bombardear a nuestra audiencia con información irrelevante y de poco valor para ellos. No todo vale. Hay que saber a quién nos dirigimos, cuáles son sus gustos, intereses, miedos, aspiraciones, para acertar con el contenido que queremos ofrecerle y satisfacer sus necesidades. Para alcanzar a un público potencial más amplio, podemos ayudarnos de los influencers, que son personas que tienen un gran nivel de credibilidad sobre un tema en concreto. Y se caracterizan por tener el poder de influir en las decisiones de la gente con sus palabras.
No responder a las dudas y quejas del cliente al momento. Pensar que el usuario puede esperar hasta mañana o pasado para resolverle su duda, es un grave error. Las redes sociales te dan la facilidad de interactuar con la audiencia en tiempo real y cuanto más rápidos seamos, mejores experiencias generaremos en los consumidores y más contentos estarán.
Tener miedo a la era digital. El ser por naturaleza tiene miedo a lo desconocido y por eso a veces evita enfrentarse, en lugar de acabar con él. Muchas empresas tiene miedo a las nuevas tecnologías, a lo digital, se han quedado anclados en el pasado.
Pero lo cierto es que los hábitos de los consumidores han cambiado y no les queda otra que adaptarse a ellos si quieren conseguir sus objetivos.
No seguir la misma línea en el online y offline. Si vamos a promocionar nuestro negocio tanto en el mundo online como offline, debemos transmitir en ambos sitios el mismo mensaje y ser transparentes. No tiene sentido mostrar tu sentido del humor en Facebook y en una rueda de prensa mostrarte el más serio del planeta. Un poco de sentido común, la naturalidad y transparencia es la clave para llegar a tu audiencia.
