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También la mala reputación puede usarse como ventaja en comunicación

REDACCIÓN Lunes 14 de noviembre de 2016

Adolfo Corujo, socio y director general corporativo de Llorente y Cuenca, analiza en un post cómo The Rolling Stones utiliza la ‘mala reputación’ como arma de comunicación, que extractamos a continuación.

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Adolfo Corujo analiza en caso de The Rolling Stones para demostrar que es posible tener éxito con una “mala reputación”. Y se remonta a los inicios del grupo, cuando Andrew Loog Oldham se hizo en 1963 con la representación de la banda de Jagger y Richards. Él decidió que sus clientes serían los “chicos malos” de la escena. Así los diferenciaba de The Beatles y otras secuelas similares.

 

El planteamiento estratégico era el siguiente: «Unos protagonistas que quieren subvertir el orden establecido (los Rolling) con los que se identifica toda una generación; unos antagonistas The Beatles (y sus imitadores), que aceptando las reglas en vigor, no cuestionan verdaderamente ese poder; y un conflicto representado en la lucha contra el Goliat omnipotente que son las instituciones responsables del sistema (gobiernos, familias, iglesia, medios). Es un relato épico digno de las grandes leyendas».

 

Para reforzar esta visión, Andrew Loog Oldham se concentró en que la actitud y la imagen fueran un todo. Por ejemplo:

 

  • En primer lugar, él propuso sacar de la formación original al teclista Ian Stewart (era dos años más joven que Bill Wyman pero aparentaba ser mucho mayor que él y que el resto). Consideró que desentonaba con la juventud y rebeldía que debían proyectar.

 

  • En segundo, rechazó la tradición de uniformar a la banda en sus apariciones públicas. Lo aprovechó para construir un personaje individual para cada uno. Apostó por los “pelos largos” y “desarreglados” (tan extravagantes en la época que la policía en 1964 desalojó a los cinco de una piscina ante la denuncia de los huéspedes de un hotel. Les tomaron por mujeres haciendo top less). Y, por ejemplo, explotó el lado sexy y provocativo de Mick Jagger hasta hacer de él uno de los mitos eróticos de los sesenta.

 

  • En tercero, Fomentó las fiestas post-concierto en las que seleccionaba fans para que acompañaran a los músicos. No tuvo reparos en filtrar sus anécdotas exagerando sus detalles más escandalosos. Y jugó con el poder de convocatoria en los shows, superando los aforos, lo que provocaba la intervención de las autoridades en muchos casos. Todo aparecía al día siguiente en los tabloides recreando la parte más violenta que reflejaba los enfrentamientos entre los asistentes y la policía.

 

  • Y, finalmente, consiguió que Jagger y a Richards compusieran sus propios temas. Uno de sus grandes logros fue su “Paint It Black”, compuesta en 1966. Rápidamente, se convirtió en un tema pionero en la adopción de la posición pesimista que influiría por décadas en la concepción del Rock sin roll.

 

Inmediatamente, según señala Adolfo Corujo, «la prensa más conservadora reaccioó vehementemente la nueva provocación. En efecto, The Beatles, a pesar de la revolución que suponían, eran por contraste más respetuosos. Los adolescentes de la postguerra que ansiaban desafiar a sus mayores vieron en los Rolling una poderosa herramienta para desestabilizar el statu quo».

 

Corujo señala una serie de hechos que influyeron en la imagen del grupo:


  • Los clubes de fans se erigieron en auténticas “comunidades”. Compartían valores y principios lo que incidió en sentidos de pertenencia tan pasionales como los futbolísticos.

 

  • Ir a un concierto de The Rolling Stones hacía de los asistentes inmediatos seguidores de un estilo de vida contestatario y subversivo. Así se manifestaban a su salida. Apuntalaban la idea de que, más allá de la música, adoptar el producto Stones era apostar por el cambio social que se reclamaba en aquellos años.

 

  • Comprar sus discos y mostrarlos también era un forma de protestar y reclamar un papel activo en la sociedad del momento. Sus portadas se tornaron cada vez más tenebrosas, agresivas y provocadoras.

 

  • “(I can’t get no) Satisfaction” fue el himno de una generación. En 1965 reclamó su papel dentro de un sistema que hasta la fecha simplemente no concebía que un adolescente fuera nada más que un simple aprendiz de ciudadano. La insaciabilidad que manifestaba la letra provocó que, al inicio, solo se pinchara en las radios pirata. Funcionó su modelo reputacional: el producto respondía a las expectativas de sus consumidores. Todo un éxito.

 

Por último, Adolfo Corujo esboza una interesesante conclusión: no es verdad que The Rolling Stones hayan tenido una mala reputación: «Todos en general hablamos de su ‘mala reputación, cuando nos referimos a la imagen gamberra y desenfrenada que proyectaron. Probablemente ayudaron a extender esa leyenda alrededor de lo inmoral e inapropiado de la música rock que había surgido ya en los 50′ con Elvis Presley, Little Richard o Jerry Lee Lewis».

 

«En términos de gestión, para una persona o una organización con su prestigio dañado resulta muy difícil alcanzar un éxito continuado. Sin embargo, los Rolling Stones se convirtieron en el referente cultural del Rock, en los líderes de su sector y en una máquina empresarial de primer orden. ¿Por qué? Precisamente porque su comportamiento y su imagen fueron de la mano: los stones construyeron una excelente reputación.

 

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