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¿Cuánto cuesta identificar la información potable?

MARISOL GARCÍA PINO, DIRECTORA DE SELFIE (GRUPO ENTUSIASMO) Domingo 3 de noviembre de 2019

¿Cuántos de nosotros como directores de comunicación nos vemos obligados a gestionar notas de prensa irrelevantes y carentes de contenido solvente? 

«En una inundación, lo primero que escasea es el agua potable. En el mundo de la comunicación ocurre lo mismo, hay que encontrar la comunicación potable entre tantos escombros, manteniendo la bandera de la credibilidad, de la solvencia». Estas palabras eran pronunciadas por Iñaki Gabilondo en una brillante conferencia realizada en marzo de 2018, ante un nutrido grupo de directores de comunicación de Dircom Catalunya. Hoy sigue resultando muy útil su revisión para recordar la conducta que debería marcar el futuro de nuestro sector.


Gabilondo realizaba en ese momento una enérgica y argumentada defensa de una sencilla fórmula para mitigar la turbiedad de las fake news en la que estamos sumergidos: tiempo + decencia = solvencia. Preservar esta operación aritmética posibilitaría el que empezara a brotar el “agua potable” entre el lodazal supuestamente informativo y la misma debería ser aplicada por profesionales que tengan capacidad y tiempo para elaborar piezas periodísticas con información contrastada y veraz. Los directores de comunicación “velando” por la notoriedad de las empresas y clientes, dosificando los oportunos silencios cuando no hay nada relevante que decir; y los periodistas, “desvelando” lo noticiable e identificando las fuentes fidedignas. Todo ello nos conduce a la credibilidad.


Y es que cada día resulta más complicado dilucidar donde se encuentra el mensaje riguroso y cierto entre lo difundido por un abultado número de emisores, muchos de ellos sin identificar, interesados o directamente malintencionados y que nada tienen que ver con el correcto ejercicio del periodismo, tal y como los estudiábamos en la Universidad.


Informar adecuadamente exige tiempo y esfuerzo. Hay que desbrozar lo noticiable de lo puramente anecdótico, en definitiva, lo que es realmente interesante para las audiencias. ¿Cuántos de nosotros como directores de comunicación nos vemos obligados a gestionar notas de prensa irrelevantes y carentes de contenido solvente? Y del otro lado, ¿cuántas veces aparecen publicadas en los medios piezas periodísticas insustanciales, escandalosamente tituladas con el simple objetivo de conseguir un click y sin aportar una mínima garantía de veracidad en su desarrollo? Al maremoto comunicativo se une lo emitido por fuentes sin identificar, que bajo el anonimato y utilizando las redes sociales, arroja al mar informativo rumores, bulos o directamente mentiras. De uno y otro lado de la comunicación estamos contribuyendo a enturbiar más el lodazal, salvo honrosas excepciones que evidentemente existen.


Lo paradójico es que el futuro del periodismo se encuentra precisamente en una vuelta a los orígenes, a la esencia. Hay que reivindicar las buenas prácticas, la ética profesional como filtro en detrimento del vómito acelerado que impone el tener que volcar contenidos de manera frenética, porque lo que impera es la rapidez, el salir cuanto antes, sea de la forma que sea.


The New York Times utilizó una campaña hace dos años con el lema: «La verdad es más importante que nunca». Esa búsqueda de lo verídico exige esfuerzo de interpretación, tiempo y recursos. Aquel que quiera consumir periodismo “potable” deberá recurrir a soportes con garantías de solvencia y eso no brota de manera gratuita. Algunos vaticinaban la muerte del periodismo con la llegada de las Redes Sociales, sin embargo, hoy es más necesario que nunca. Como decía Gabilondo: “En el mundo de la comunicación los que se hayan convertido en referentes de solvencia serán los supervivientes. La gente les va a pedir esa trazabilidad de su decencia».  Al final, todo es cuestión de decencia, si señor.

 


Artículo de Marisol García Pino, Directora de SELFIE