ARTÍCULO DE ESTEFANÍA CAMPOS (ESTUDIO DE COMUNICACIÓN) / Durante años, el SEO fue la principal estrategia para ganar presencia online. Si una marca quería aparecer en Google, debía pensar en palabras clave, enlaces y posicionamiento. El éxito de un contenido dependía de su capacidad para seducir al algoritmo y conquistar la ansiada primera página de resultados. Pero ese escenario está cambiando a gran velocidad. Hoy, millones de personas no hacen clic en diez enlaces distintos para encontrar una respuesta: formulan su pregunta a un chatbot de inteligencia artificial y esperan una solución inmediata.
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Por Estefanía Campos, directora en Estudio de Comunicación / 16 de septiembre de 2025
Este nuevo hábito ha provocado un terremoto en la forma en la que entendemos la visibilidad digital. Y de ahí ha nacido un concepto llamado GEO, siglas de Generative Engine Optimization. Se trata de la evolución natural del SEO: en lugar de competir por un puesto en Google, el objetivo ahora es ser citado dentro de las respuestas que generan sistemas como ChatGPT, Gemini o Perplexity. En otras palabras, ya no se trata únicamente de convencer a un buscador, sino de crear contenidos que resulten comprensibles, útiles y fáciles de reutilizar para una inteligencia artificial.
El SEO ya no basta
El SEO no ha muerto, pero ya no es suficiente. Los motores de búsqueda siguen existiendo y seguirán siendo importantes, pero el tráfico que antes llegaba de manera constante a las páginas web está disminuyendo. Cada vez más usuarios prefieren quedarse con la respuesta directa que les ofrece una IA en lugar de navegar entre diferentes enlaces. En consecuencia, las webs que dependían del SEO para atraer visitas están viendo cómo sus cifras se reducen.
Esto significa que quienes trabajan en comunicación o marketing ya no pueden conformarse con estrategias “tradicionales”. El reto consiste en combinar el SEO clásico con nuevas prácticas que permitan aparecer en el emergente terreno de las respuestas generadas por IA.
¿Cómo trabajar el GEO para que la Inteligencia Artificial elija tu contenido?
La gran pregunta es cómo se traduce todo esto en el día a día de la comunicación. Adaptarse al GEO no exige convertirse en un experto en programación, pero sí cambiar la forma de redactar, estructurar y presentar los contenidos. Aquí van algunos consejos para pasar del SEO al GEO:
- Redactar de manera clara y concisa. Las inteligencias artificiales extraen la información en bloques pequeños y directos, por lo que un párrafo interminable o una idea difusa corre el riesgo de perderse. Es preferible dividir los argumentos en secciones bien identificadas, con subtítulos que anticipen la idea y frases concisas. Por ejemplo, en lugar de escribir un texto o un comunicado en dos o tres bloques de texto largos, es más eficaz separar cada dato clave en párrafos cortos, de modo que la IA pueda seleccionar la información con facilidad.
- Dar más datos que opiniones. Los motores generativos priorizan las respuestas que incluyen cifras verificables, referencias a fechas, nombres propios y ejemplos claros. Frente a un texto genérico, es mucho más probable que la IA elija aquel que aporta un dato concreto. Así, en lugar de decir “la campaña tuvo mucho éxito”, resulta más útil escribir “la campaña aumentó en un 35% las interacciones en redes sociales durante el primer mes”.
- Responder preguntas. Formular cuestiones frecuentes y responderlas de manera directa es una de las formas más efectivas de posicionarse en el entorno de la IA. Pensar en un texto como si fuera un pequeño manual de preguntas y respuestas multiplica las opciones de aparecer en los resultados. Por ejemplo, un artículo sobre sostenibilidad puede incluir apartados del tipo: “¿Qué diferencia hay entre huella de carbono y huella ecológica?” y responderlo con un párrafo breve y preciso.
- Trabajar nuestra autoridad y credibilidad como fuente. Igual que en el SEO tradicional, la autoridad de la fuente es determinante. Una marca con presencia en medios de referencia, con citas en espacios de confianza o con menciones en repositorios como Wikipedia parte con ventaja. Por ejemplo, si una consultora publica un informe que es citado por un diario económico, la probabilidad de que ese mismo contenido sea recuperado por una IA aumenta considerablemente.
- Utilizar un estilo directo. Los chatbots valoran los textos claros, directos y fáciles de procesar. Frases demasiado largas o tecnicismos innecesarios reducen la posibilidad de ser citados. En cambio, un estilo llano, preciso y accesible, sin perder rigor, favorece la visibilidad. Un ejemplo: “la inflación subió al 3,5% en abril” es más útil para una IA que “el incremento inflacionario registrado en el cuarto mes del año se situó en un porcentaje cercano al tres y medio por ciento”.
- Optimizar la parte técnica para facilitar el trabajo de la IA. Aunque no se trata de convertirse en especialistas, conviene conocer algunos aspectos técnicos que facilitan el trabajo de las IA: los datos estructurados, los metadatos bien definidos o la velocidad de carga de la web influyen en la selección de información. Un ejemplo sencillo es etiquetar correctamente las imágenes o incluir descripciones claras en los titulares internos de una web, lo que ayuda a que los sistemas reconozcan y prioricen el contenido.
GEO y SEO son aliados, no rivales
La irrupción del GEO no significa que el SEO deba abandonarse. Los buscadores tradicionales seguirán siendo una puerta de entrada relevante para muchos usuarios, y descuidarlos sería un error. La clave está en integrar ambas estrategias: mantener un SEO sólido para asegurar tráfico en los buscadores y, al mismo tiempo, adaptar los contenidos al GEO para garantizar presencia en el nuevo terreno de las respuestas generadas por IA.
Un cambio que es también una oportunidad
La irrupción de la inteligencia artificial abre una nueva etapa en la comunicación digital. Para los profesionales del sector, el desafío es claro: si antes había que escribir pensando en Google, ahora también hay que hacerlo pensando en cómo una máquina presentaría el mensaje. Lejos de ser una amenaza, este cambio puede convertirse en una oportunidad. Quien se adapte antes tendrá más visibilidad en el nuevo entorno de la IA, donde las respuestas valen más que los clics.
En definitiva, la comunicación digital entra en una nueva etapa. Ya no se trata solo de estar en los buscadores: se trata de estar en las respuestas.
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