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Carlos Molina: «Mis primeros meses como director de una agencia de comunicación»

CARLOS MOLINA, DIRECTOR GENERAL DE BEST RELATIONS Viernes 10 de febrero de 2017

Ponerse al frente de una compañía puede ser el mayor reto profesional de una persona. Eso es lo que pensé hace cuatro meses cuando tuve la oportunidad de tomar el relevo de Stephan Fuetterer en Best Relations. 

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Se dice pronto. Lo que había delante no era fácil porque sabía lo que quedaba detrás. Sigue sin serlo. ¿Qué puedes hacer para que las cosas funcionen tan bien, al menos, como en los dieciocho años previos de la compañía? ¿Cómo plantearte el trabajo si lo recibes como consecuencia de un punto y aparte, y no de un borrón? Es más, ¿de qué manera te organizas cuando ya formabas parte de la estructura de la organización?

 

Tal vez sea pronto para hacer un balance del proceso, pero aquí van algunas cosas que el aprendizaje de este periodo me ha dejado. Por supuesto, tienen que ver con poner las habilidades de la comunicación al servicio de la propia compañía:

 

Se transparente.

No te puedes permitir ser opaco ni con tu equipo ni con tus clientes. La confianza es un valor que se gana todos los días y se pierde en un minuto. Por eso, el proceso interno de cambio que seguimos en Best Relations fue claro para todos los compañeros, respetuoso con quien se marchaba y preferente para aquellos para quienes trabajamos. Nada se filtró cuando no se debía y todos los que debían saber antes que nadie lo que iba a suceder tuvieron la información de primera mano.

 

Escucha.

“Las personas primero” es una frase manida. El problema no es que esté equivocada, sino que la interpretamos de maneras muy diversas o, directamente, no la aplicamos. Para hacerla realidad, lo primero que debes hacer es escuchar. Escuchar al equipo y a tus clientes. Debes preguntar, asumir, anotar, ordenar, evaluar y dibujar el escenario que tienes y hacia el que quieres ir. Hazlo sin prejuicios, dispuesto a descubrir detalles que no imaginabas y situaciones que no conocías.

 

Prioriza.

Uno puede sentirse tentado de dar un golpe de efecto en las primeras semanas. De hecho, muchos esperan que sea así. Lo importante, sin embargo, es tener claro dónde hay que poner el foco en cada momento. Sobre la mesa te encontrarás proyectos que deben ejecutarse, propuestas que esperan un desarrollo y planes que tienen que dibujarse. No te despistes con lo que no toca porque los tiempos los marca el negocio.

 

Planifica.

Tienes que ser disciplinado y ordenado. El equipo espera saber tus planes, tu visión y lo que esperas de cada uno. Aterriza cada uno de esos aspectos, detállalo lo más posible, pon un calendario y compártelo, igual que harías con un cliente. Lo importante no es sólo que las cosas tengan nombre, sino que tengan fecha. Esto implica que irás a menudo con la lengua falto de tiempo, porque la realidad trata de destrozar tu planificación continuamente. Nadie dijo que fuera fácil, ¿verdad?

 

Asume que te equivocarás.

Toca tomar decisiones, y en Best Relations creemos en la transversalidad y en la corresponsabilidad. Eso no diluye ni la autoridad ni las obligaciones de cada uno. Y en el viaje, llegarán momentos en los que tomarás la decisión equivocada o que haya quien se sienta decepcionado. Lo malo no es eso, sino que no te importe, carezcas de alternativas y no reacciones.

 

Trabaja.

Dirigir una empresa no va de subir de posición. Va de implicarse para poner todos los recursos a disposición de los demás para que los proyectos salgan adelante. A menudo, el recurso es uno mismo, sobre todo en este sector. Hay que mojarse y ponerse al servicio de los compañeros y, como siempre, de los clientes. Pero como las responsabilidades varían, toca delegar. Ésa es una de las cosas más complicadas, pero también más necesarias.

     

    Decía al principio que dirigir una empresa puede ser el mayor reto profesional de una persona, pero no es así. El mayor reto es hacer que las cosas funcionen. En Best Relations afrontamos esta nueva etapa con agradecimiento por todo lo vivido, pero sobre todo con mucha ilusión por lo que está por venir. Tenemos un plan, proyectos nuevos que desvelaremos a lo largo del año, objetivos claros y muchas ganas de alcanzarlos y compartirlos. Estamos cambiando el enfoque de nuestra profesión y vamos a hacerlo con nuestro sello personal.


     


     

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