jueves, abril 25, 2024

Los empleados necesitan compartir su propósito con el de sus compañías

ARTÍCULO DE PATRICIA MESO (HOTWIRE) / Uno de los efectos colaterales de la pandemia ha sido un replanteamiento de nuestro estilo de vida. Las horas interminables de reuniones online, el agotamiento por los altos niveles de exigencia o el confinamiento han hecho que todos en algún momento nos hayamos hecho la famosa frase: ¿qué estoy haciendo con mi vida?

Por Patricia Meso, directora de Comunicación Corporativa en Hotwire / 6 de abril de 2022

En esta búsqueda del propósito vital, lo que hacemos cada día -es decir, nuestro trabajo- ha cobrado un significado especial. ¿En qué invertimos las horas que pasamos trabajando? ¿Cuál es el fin último de todo mi esfuerzo? Realmente, ¿qué estoy aportando al mundo con mi trabajo y mi esfuerzo?

Son preguntas trascendentes, que muchos se han empezado a plantear ahora. Como resultado ha surgido una nueva tendencia que poco a poco se va extendiendo: la gran renuncia. En Estados Unidos, por ejemplo, determinados sectores están viendo cómo sus trabajadores están renunciando a sus trabajos.

Según una encuesta realizada por LinkedIn, el 74 por ciento de las personas reconocen que el tiempo que han pasado en casa durante la pandemia (bien por los confinamientos o por las recomendaciones de trabajar de forma remota) les ha hecho replantearse su vida, especialmente la laboral. En España la tendencia parece extenderse y datos recientes indican que hasta el 27% de los trabajadores querría dejar su trabajo.

El agotamiento, la salud mental y otros muchos factores son los ganadores en esta ecuación. Pero también en este momento trascendental, en los que el bienestar es clave, compartir un propósito vital con la empresa en la que trabajas también es relevante y puede marcar la diferencia entre abandonar o seguir en el barco.

Algunos estudios apuntan que un fuerte sentido de propósito individual está vinculado a un mayor compromiso de los empleados y de la organización, así como a una mayor sensación de bienestar. Según la consultora McKinsey, los empleados que comparten el propósito con la compañía para la que trabajan tienen niveles de bienestar cinco veces más altos en comparación con los que decían que no lo hacían. Además, tenían cuatro veces más probabilidades de manifestar mayores niveles de compromiso.

El propósito, por tanto, no es algo que sea baladí en estos momentos y requiere de una profunda reflexión interna de las compañías, especialmente aquellas que están más faltas de talento, como el sector de la salud o la tecnología, dos de los sectores donde más rotación laboral se está experimentado promovido -principalmente- por la crisis sanitaria.

Está claro que los empleados esperan mucho más de las compañías en las que trabajan y a diferencia de antaño, el nivel de movimiento y capacidad de cambio es también muy alto en determinados sectores y posiciones, precisamente las más demandadas. Desde Hotwire estamos siendo testigos de este reto en nuestro trabajo para algunas compañías, que buscan un propósito compartido con sus trabajadores.

Pero la tarea -sentimos los spoilers– no es sencilla y tampoco un trabajo que se restrinja a los departamentos de comunicación o recursos humanos. La búsqueda del propósito corporativo requiere un ejercicio de honestidad y reflexión profunda, que no siempre da los resultados deseados. En ese caso, habrá que repensar el papel de la compañía y lo que puede ofrecer a la sociedad. La clave está en la búsqueda de lugares comunes entre los objetivos de la compañía y los de los empleados. Por ello, la involucración de los mismos en este proceso de definición y ajustes del propósito es esencial y determinante.  

En Hotwire preguntamos hace unos meses a más de 50 profesionales de compañías que lideran el cambio en España sobre esta cuestión y la respuesta que nos dieron fue clara: 9 de cada 10 empresas españolas cuenta ya con un propósito y en un 76,7% de los casos, este propósito está orientado hacia los consumidores, mientras que en un 65,1% se dirige a los empleados, y en un 62,8%, a los proveedores.  Vemos cómo el propósito va calando no solo como una herramienta para el propio negocio, también para la retención y atracción del talento. Así lo corroboramos cuando preguntamos a la población en general. Así el 42,2% de los trabajadores españoles valora el propósito de una compañía a la hora de enviar su currículum vitae a una empresa.

El reto al que nos enfrentamos es de una gran envergadura y el momento de incertidumbre no hace más que apremiar a las compañías a que se posicionen y tomen partido. El propósito marca la hoja de ruta sobre el papel que tiene que jugar la compañía en la sociedad y sienta las bases para la relación con sus diferentes públicos en torno a los temas relevantes para cada uno de ellos: diversidad, equidad, sostenibilidad, transparencia…  El viaje ha comenzado, y el propósito marca el camino.