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Gestionar una información con la técnica del ‘off the record’

REDACCIÓN Domingo 3 de noviembre de 2013

Muchos directores de comunicación y profesionales de agencias de comunicación manejan, a veces, informaciones delicadas que trasladan a la prensa a través de la técnica del ‘off the record’. Una práctica peligrosa y sobre la que interesa conocer algunas claves.

El periodista Carlos Salas, en su libro ‘Las once verdades de la comunicación’, relata así uno de los casos de off the records más curiosos que ha vivido en su carrera profsional. Se lo proporcionó el presidente de un colegio de abogados. “Yo estaba con el redactor jefe del periódico en un despacho lujoso. Se sabía que había otro despacho en Madrid que traficaba con dinero negro para depositarlo en paraísos fiscales. Esto afectaba al nombre de la abogacía y era cuestión de tiempo que pilláramos al desaprensivo. El presidente de ese colegio nos dijo: «Bien, en este momento me voy a levantar para hacer una gestión en la habitación contigua pero sin darme cuenta se me caerá un papelito que seguro que os interesa».  Poco después de incorporarse, cayó un papel de su bolsillo y cuando volvió, ya sabíamos el nombre del abogado y del despacho que traficaba con dinero negro. La investigación avanzó meteóricamente. Y lo publicamos sin revelar la fuente”.


Según Carlos Salas, lo primero que hay que tener en cuenta son los distintos niveles de confidencialidad que se establecen entre fuentes e informadores:


– On the record: todo lo que digas se puede publicar.

– Off the record: no se te puede citar ni publicar.

– On background: Si permites usar la información atribuyéndola a una fuente tienes que pactar si es fuente de la empresa, del sector, del ministerio, del partido, o sencillamente alguien familiarizado o cercano al asunto. En este caso, procura fijar si se puede usar una frase textual, o sólo en estilo indirecto, es decir, sin entrecomillar. ¿Es importante? Por supuesto, porque muchas veces el contexto de la frase puede revelar la fuente. Los especialistas en descifrar las informaciones, los gabinetes de prensa, dan muchas veces en el clavo con leer entre líneas, y hacerse una fotografía mental de la situación.

– On deep background: es cuando el periodista no cita la fuente, pero puede asumir la información como deducciones de su propia cosecha. Pero antes debería contrastarlas con otra fuente.

 

GESTIONAR EL ‘OFF THE RECORD’


Hecha esta aclaración terminológica, conviene tener en cuenta algunas claves importantes a la hora de manejar la información confidencial con los medios de comunicación:


Protección jurídica. En España, los periodistas no están obligados a revelar sus fuentes de información, aunque los jueces han tratado en algún caso de abrir esta caja negra. En Estados Unidos ya ha habido varios casos en que los tribunales han obligado a los informadores a revelar sus fuentes en asuntos de Estado.


Relación de confianza. Juan Ferrari, consultor de Kreab Gavin Anderson, escribía recientemente en su blog que “el off the record parte de una relación de confianza entre el periodista y su fuente. No tendría sentido que una persona desvelase información comprometida a un periodista del que desconoce su nivel de profesionalidad”.


A este respecto Jordi Pérez Colomé, director de El Ciervo, se refiere en un post al muy comentado caso del reportaje, publicado en la revista Rolling Stone, que acabó con la carrera del general Stanley McChrystal. Miembros del equipo del militar acusaron al  periodista Michael Hastings de usar citas de situaciones que eran off the record. Hastings lo negó.  “Se ha dicho también que Hastings se sintió más libre de usar lo que le convenía porque es free-lance y por tanto poco probable que vuelva a necesitar esas fuentes. Si hubiera sido el corresponsal militar de una gran cadena o periódico, no hubiera publicado algo así. Después de eso, difícilmente hubiera podido acudir a un militar”, explica Pérez Colomé.


Insiste en el carácter confidencial. Según Juan Ferrari, el off the record debe ser solicitado explícitamente por la fuente u ofrecido por el periodista. Con ello se obtienen dos cosas determinantes. “Primero, y principal, se evita la presuposición, pues del tono de la conversación (distendida) se puede desprender que lo dicho está bajo la protección del off the record. Y es mucho presuponer. Segundo, permite a alguna de las dos partes, generalmente al periodista, rechazarlo al entender que es capaz de obtener la noticia por otras fuentes y no quiere comprometer su difusión”.


Habla despacio. “Si ves que los periodistas están tomando notas, habla lentamente, muy lentamente, para que no se les escape nada. Los periodistas somos rápidos y usamos claves para escribir, pero no somos tan rápidos como muchos piensan”, aconseja Salas.


Reuniones poco numerosas. Cuando hables off the record procura que sea ante muy pocos informadores. De lo contrario es posible que la información acabe siendo publicada.


¿A QUIÉN BENEFICIA EL ‘OFF THE RECORD’?


Juan Ferrari cuenta que un amigo periodista “me reconoció hace unos meses que ha optado por rechazar encuentros con determinadas personalidades empresariales de mucho relumbrón a pesar de la buena y abundante información que manejan. Ante mi perplejidad, me confesó que cada vez es más frecuente que algunas personas, curtidas en las relaciones con los medios, tengan la insana costumbre de desvelar información exclusiva para a renglón seguido acogerse al sacrosanto off the record con el fin de evitar su difusión”.


¿A qué se compromete el periodista con el off the record? Según Ferrari, “a preservar el anonimato de su fuente. Dicho lo cual, la confusión surge respecto a si la información puede o no ser publicada y, aquí, hay tres tendencias:


– En un extremo, una buena parte de periodistas consideran que la información se puede publicar directamente, limitándose a proteger al informante bajo fórmulas aceptadas (fuentes del mercado, del sector).


– Una intermedia, que implica que los periodistas pueden publicar la información siempre que consigan confirmarla a través de otras fuentes a las que atribuirán la autoría. Esta fórmula permite al periodista cubrirse las espaldas frente a posibles intoxicaciones.


– La tercera, en el otro extremo, determina que el off the record impide en todo caso la publicación de la información, sea o no contrastada por otras vías. Esta tesis la defienden pocos periodistas, aunque los hay, y generalmente se posicionan en este lado las fuentes y algunos comunicadores.


Muchos periodistas tienen grandes reservas ante la práctica del off the record porque se trata de una fórmula que ha servido para difundir información interesada e incluso falta. Pérez Colomé afirma: “Algunos periódicos prohíben -o deberían prohibirlo- este uso porque es un modo para conseguir colar algo en una información sin que quien lo dice deba asumirlo. Por ejemplo, un partidario del candidato A puede decir que el candidato B ha hecho algo malo, pero pide al periodista que no ponga que lo ha dicho él. Si el periodista no puede comprobarlo y lo publica, da aire de verdad a una probable mentira”.


Carlos Salas, por su parte, señala que la información confidencial se usa también “para ayudar a un informador a dirigir con certeza sus investigaciones. Para ahorrar tiempo. Imagina que eres una fuente (un ronco) de una empresa relacionada con un caso de corrupción, pero tu empresa ha sido víctima, no incitadora de la trama. Te interesa que se sepa la verdad pero ves que los periodistas están despistados aunque tienen indicios sobre ese asunto tan grave (hoy tan de moda). Les cuentas entonces que Fulano, del partido de la oposición, tiene una trama empresarial que vive de sobornos; y les ofreces además nombres de empresas que se pueden encontrar en los registros públicos y hasta nombres propios. Los periodistas no revelarán la fuente pero usarán esa información para acortar los esfuerzos”.