viernes, abril 19, 2024

La salud reputacional de la industria farmacéutica

ARTÍCULO DE GINA ROSELL (LLYC) / Los avances en el sector sanitario, farmacéutico y científico-tecnológico han hecho que la esperanza de vida de los españoles haya mejorado en el último siglo a un ritmo de cuatro años por década o, lo que es lo mismo, 10 horas cada día.

Por Gina Rosell, Directora Senior de Health Europa en LLYC / 2 de abril de 2021

Este es un buen dato a la hora de celebrar este 7 de abril, Día Mundial de la Salud. La industria farmacéutica está dando respuesta a grandes retos de la humanidad, el aumento de la prevalencia de las enfermedades crónicas, el envejecimiento de la población o el frágil equilibrio de la biodiversidad.

La industria, en mi opinión, está siendo ejemplar destinando grandes esfuerzos en D+I alcanzando un número excepcional de ensayos clínicos, aportando tratamientos con el fin de ofrecer a la población más esperanza y mejor calidad de vida. No debe pasarnos por alto que, según datos de Farmaindustria en su Informe el valor del medicamento, la esperanza de vida sigue en aumento gracias en gran medida a la aportación de medicamentos innovadores y que cada uno de ellos necesita una inversión cercana a 2.500 millones de euros.

Ahora bien, dicha ejemplaridad no siempre es percibida entre los stakeholders, que deberían otorgar a la industria farmacéutica su reconocimiento como ciudadano corporativo responsable. Las expectativas de la opinión pública están lejos de estar cubiertas. Esta industria ve como, una vez más, sus esfuerzos en mostrarse como un actor socialmente responsable clave para alcanzar soluciones a los retos actuales en salud quedan en saco roto.

El reconocimiento de la reputación del sector sigue siendo una asignatura pendiente. Tiene que afrontar algunos desafíos como:

– La generación de un nuevo ecosistema health basado en la cooperación entre los distintos actores público-privados

– La necesidad de escuchar al paciente, al médico, entender y dar respuesta a sus necesidades

– El foco en la prevención de enfermedades

– La optimización de los ciclos de vida de los productos, así como el lanzamiento de nuevos medicamentos o tratamientos

La comunicación puede aportar un rol destacado para la consecución de estos retos. La cuestión es ¿cómo puede ser de utilidad en este escenario? Yo diría que la comunicación es la mejor palanca para navegar con éxito en medio de estos desafíos.

Como dijo uno de los dos únicos españoles Premios Nobel en medicina hasta el momento, Santiago Ramón y Cajal, “todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro”. La comunicación es la herramienta para esculpir las percepciones en el cerebro de la opinión pública. Si a la enorme capacidad de la industria farmacéutica le sumamos una comunicación basada en la transparencia, un propósito diferencial explicado con formatos novedosos, cercanos y agiles, la reputación del sector se irá esculpiendo de manera positiva entre la opinión pública.

El éxito para la generación de un buen ecosistema health pasa por la cooperación, por el desarrollo de un diálogo sincero y transparente donde la industria pueda mostrar su aportación no solo sanitaria, sino económica y social. Debe actuar como un verdadero activista corporativo en pro del bienestar de los ciudadanos.

Pacientes, médicos, profesionales sanitarios, se organizan y alzan su voz. La industria debe escuchar, dialogar con ellos en los territorios de conversación donde pueda aportar valor. Explicar el esfuerzo que hay detrás de un lanzamiento de un nuevo producto, las inversiones realizadas o la política de precios y accesibilidad de los medicamentos puede ser una buena práctica.

Las campañas digitales, creativas de awareness, de behavioral change, son la clave para la prevención. Hay que ofrecer información de forma proactiva a la ciudadanía para que los grandes logros de la industria sean percibidos como éxitos y no de forma distorsionada como ocurre en muchas ocasiones.

Por eso, es imprescindible trazar una estrategia proactiva reputacional basada en la transparencia, el diálogo y la cooperación del ecosistema. La salud de la industria farmacéutica depende en buena medida de su salud reputacional.

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